El ser humano, el animal racional, la bestia inteligente, aquel que lleva por bandera su gran y jugoso cerebro. Pero esa gran capacidad de abstracción es una herramienta relativamente nueva en la escala evolutiva. Los instintos (esa parte de la inteligencia que nos envía sensaciones sobre las situaciones) nos han acompañado siempre, protegiéndonos de peligros, y aconsejándonos en nuestras decisiones, aunque no siempre bien. El día de hoy, hablaremos de uno de esos glitches de la evolución, el efecto “bagholder”.
El mundo de las criptomonedas se estremecía, el ecosistema Terra se derrumbaba, y el valor de Bitcoin se dividía a la mitad. Era mayo de 2022, y se sentía el inicio del mercado bajista, el final de las velas verdes. Personas perdieron el ahorro de sus vidas, compañías quebraron, la confianza en las criptomonedas menguó. La criptomoneda Luna, que se situaba en el top 10 de capitalización de mercado más elevada, veía su valor reducirse en un 99.99%. Mientras que la “stablecoin” UST, perdía la paridad con el dólar. Era una catástrofe.
Y en medio de este desastre, mientras las personas seguían vendiendo todo lo que tenían de Luna, había otras personas que solo esperaban. “Ya va a subir”, decían, “no me pierdo el rebote”, “al menos quiero recuperar”. Vistos desde ahora, suenan como locos, pero eran personas normales, con la vista un poco nublada.
¿Qué es un bagholder?
Empresas quiebran todos los días, empresas dejan de tener éxitos y reportar ganancias cada hora. Pero cuando vas a ver las acciones de la empresa en los gráficos, siempre va a quedar gente animando, teniendo expectativas, siempre hay alguien que les sigue depositando sus esperanzas. Estas personas no son los empleados, ni siquiera los dueños, son los bagholders.
En inglés, se le llama bagholders a los inversores que se aferran a acciones (o criptomonedas) que siguen bajando de precio. El activo puede ir en picada, pero siempre habrá personas que crean que hay buenas posibilidades de recuperar su dinero si mantienen ese activo en su portafolio. Aquí es donde hace daño la famosa línea “solo pierdes si vendes”.
Los bagholders, en la mayoría de los casos, no están pensando en tener ganancias, sino más bien en recuperar el dinero perdido. Es un tipo de sesgo cognitivo que no te permite aceptar una pérdida, en muchos casos, si las pequeñas pérdidas se aceptaran, podrían ser cubiertas con las ganancias, pero el bagholder tiene demasiada hambre de éxito, y es cegado por su propia ambición.
Muchos inversores suelen vender acciones que aumentan de valor, a veces un poco de forma prematura. Aprovechan eventos y no los dejan establecerse, el precio en muchos casos sigue subiendo, pero no importa, esa operación ya se cerró en ganancias. Sin embargo, a la hora de aceptar pérdidas, se niegan, prefieren quedarse la pérdida aunque el cielo esté negro, esperando que todo se arregle, aunque parezca que va a pasar todo lo contrario.
¿Por qué la gente sigue cayendo en estas conductas?
A muchos nos gustaría tener una bola de cristal, saber que acción es la mejor con una fórmula matemática. Pero no es así, hay que hacer análisis que están cargados de factores subjetivos, el fracaso es más que posible.
En muchos casos, la bajada de una acción señala un buen momento para comprar, pero no es a eso a lo que nos referimos. Cuando hablamos del bagholder, el inversor no entiende de razón, cree ciegamente que todo se puede arreglar, no realiza un análisis realista, elige ignorar hechos o desestimarlos.
La mentalidad del bagholder falla al pensar que no hay espacio para los fallos. Al creer que cada operación debe ser exitosa. No se permite a sí mismo errar, y he ahí el principal error.
¿Consideras que es mejor ganar 50 dólares o ganar 100 dólares y luego perder 50?
Muchas personas odian perder, eligen creer que sus operaciones son buenas sin importar qué. La pregunta anterior no tiene una respuesta mala ni buena. Debería darte exactamente igual, es hora de hacer las paces con las pérdidas.
¿De dónde sale el término bagholder? | Origen
Corrían los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1917), toda Europa estaba sumida en el campo de batalla. En este contexto, los países europeos se veían incapacitados de producir los medios básicos de vida para su población. Pero Estados Unidos, en su «inmensa humanidad» (y un poco habiendo visto la posibilidad de ganar dinero) decide hacer inversiones millonarias en su industria para proveerle también al viejo continente.
¿El resultado? Estados Unidos fortaleció su economía y su industria a más no poder, llevando su capacidad de exportación a niveles insospechados. Las empresas que recibían grandes ganancias, claramente veían que podían ganar más, así que seguían expandiéndose. Estados Unidos salió de la Guerra como uno de los claros vencedores, a pesar de casi no haber participado.
Wall Street se sintió el crecimiento en los años 20. Era visible que la situación estaba muy bien, así que los precios tenían que seguir subiendo ¿o no? En algún momento dejaría de mejorar la economía; “lo veremos llegar ¿no?”
Hasta que explotó la burbuja | La Gran Depresión
Pero tarde o temprano iba a pasar, y pasó. Europa se paró sobre sus pies y ya no necesitaban a Estados Unidos, al menos no tanto como antes. El gigante norteamericano se quedó con una inmensa industria, capaz de suplir a un continente, pero no había continente que suplir.
Ante el exceso de oferta, las empresas cerraron, las personas perdieron sus trabajos y sus casas. Toda la producción, detenida, desperdiciada y sin posibilidades de dar ganancias, el capitalismo se había dado de bruces.
Según el Urban Dictionary, en la Gran Depresión que comenzó en los años 1929-1930, las personas se colocaban en líneas para recibir sopa, estas personas llevaban una bolsa de papa con todas y cada una de sus pertenencias. A estas personas se les llamaba bagholders.
- Bagholder: “Bag” (bolsa), “holder” (el que sostiene), (el que sostiene la bolsa).
Y esto ha sido todo, déjame saber en los comentarios qué tan seguido caes en este tipo de comportamiento, y qué tan seguido te arrepientes.
